Porsche 964 • 1988-1993

En el exterior, el 964 no se distinguía con facilidad de su predecesor, pues seguía teniendo los faros redondos e inclinados. Los parachoques eran más redondeados, y el cliente buscaba en vano la junta de acabado en forma de acordeón. ¿Eso era todo? ¡En absoluto! Un 80% de las piezas eran nuevas aunque no lo parecieran, muchas de ellas heredadas del Proyecto 959.

Todo este dispendio fue necesario ante la llegada del nuevo Porsche Carrera 4, al que se aplicó una técnica nueva, la tracción total. Y muy sofisticada para la época, con control electrónico y todo tipo de exquisiteces. Por lo general, el sistema transmitía el 61% de la potencia al eje trasero y el 39% restante al delantero. Otra de las grandes novedades no estaba a la vista, la suspensión independiente, que sustituia a los clásicos ejes de torsión. Además, por primera vez, un 911 incorporaba el sistema de frenado ABS y dirección asistida. En cuanto al motor, seguía siendo el bóxer refrigerado por aire con 3.6 litros, pero potenciado hasta los 250 CV a 6.100 rpm. Pero sin duda, lo más especial del Carrera 4 era su alerón trasero, que se desplegaba de forma automática al alcanzar los 80 Km/h. No solo estilizaba el vehículo, sino que también aportaba aire fresco para la refrigeración del motor. Además, la conducción cambió de forma radical con respecto al anterior modelo 911 con tracción trasera, ya que era tan neutro que no era necesaria una conducción experta. Posteriormente, se lanzó al mercado el Carrera 2, con las mismas especificaciones pero en tracción trasera. El Porsche 911 964 Carrera se fabricó en versiones Coupé, Cabrio y Targa.

También se lanzó un Carrera RS, prácticamente sin equipamiento. No tenía climatización, ni dirección asistida, ni paneles en las puertas, ni asiento trasero, ... en fin, con el Porsche Carrera RS solo podías hacer una cosa, correr...

En 1991 apareció el Porsche 911 964 Turbo, que se apropió de la primera posición de la gama. Heredó el mismo bóxer 3.3 litros del anterior Turbo, pero potenciado hasta los 320 CV con la inclusión de un intercooler más grande. Adoptó el bóxer 3.6 en 1993, que erogaba 360 CV. Los dos nuevos Turbo se podían conducir sin esfuerzo, ya que los ingenieros habían corregido el turbolag de la generación anterior.



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